La muerte es una finitud dialéctica. El ser dialéctico, es decir, el hombre, es el único ser mortal, en sentido lato. La muerte de un ser humano difiere esencialmente del fin de un animal o de una planta, así como de la desaparición de una cosa por simple desgaste
Alexandre KojèveLa muerte es una finitud dialéctica. El ser dialéctico, es decir, el hombre, es el único ser mortal, en sentido lato. La muerte de un ser humano difiere esencialmente del fin de un animal o de una planta, así como de la desaparición de una cosa por simple desgaste
La muerte es una finitud dialéctica. El ser dialéctico, es decir, el hombre, es el único ser mortal, en sentido lato. La muerte de un ser humano difiere esencialmente del fin de un animal o de una planta, así como de la desaparición de una cosa por simple desgaste
La muerte es una finitud dialéctica. El ser dialéctico, es decir, el hombre, es el único ser mortal, en sentido lato. La muerte de un ser humano difiere esencialmente del fin de un animal o de una planta, así como de la desaparición de una cosa por simple desgaste