Preguntarse cuántas pizzas vale la educación de un niño, o su curación, es un error diabólico de los economistas. Es caer en la barbarie
Albert JacquardPreguntarse cuántas pizzas vale la educación de un niño, o su curación, es un error diabólico de los economistas. Es caer en la barbarie
Preguntarse cuántas pizzas vale la educación de un niño, o su curación, es un error diabólico de los economistas. Es caer en la barbarie
Preguntarse cuántas pizzas vale la educación de un niño, o su curación, es un error diabólico de los economistas. Es caer en la barbarie