Al fin y al cabo quien quiera estar que esté, no hay por qué rogarle a nadie.
Al fin y al cabo quien quiera estar que esté, no hay por qué rogarle a nadie.
Al fin y al cabo quien quiera estar que esté, no hay por qué rogarle a nadie.
Al fin y al cabo quien quiera estar que esté, no hay por qué rogarle a nadie.
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Nunca había entendido la importancia de la puntualidad, hasta que llegué tarde a la vida de alguien.