A veces, cuando renuncias a alguien, no es porque ya no te importe, sino porque te das cuenta de que ya tú no le importas.
A veces, cuando renuncias a alguien, no es porque ya no te importe, sino porque te das cuenta de que ya tú no le importas.
A veces, cuando renuncias a alguien, no es porque ya no te importe, sino porque te das cuenta de que ya tú no le importas.
A veces, cuando renuncias a alguien, no es porque ya no te importe, sino porque te das cuenta de que ya tú no le importas.